Primera visita al Azurmendi, tras la reciente construcción del nuevo edificio donde cocina los menús gastronómicos. La verdad de que la inversión no esta nada mal sobre todo con los tiempos que corren. El espacio esta a un nivel altísino y el tamaño de la cocina es tremendo, mas grande que otras cocinas como Berasategui o Noma. La apuesta de Eneko Atxa es clara, va a por todas. Por cierto, Eneko no estaba esa noche y curiosamente vi que había entrado en mi perfil de la red social Linkedin para ver quien había hecho la reserva, lo cual me parece muy interesante el hecho de conocer quienes van a ser tus clientes. Igual por eso no estaba esa noche, al no haber nadie interesante …
Sigamos, en la entrada, que es una especie de recreación de un bosque, tomamos tres aperitivos. Muy buenos los tres, quizás por poner un pero, sería mejor tomarlos tranquilamente sentados y solos, en lugar de estar acompañados por la persona que nos lo trajo, que nos iba indicando uno por uno cada uno de ellos, estando presente todo el tiempo.
Al finalizar pasamos al interior del comedor a nuestra mesa. Optamos por el menú Erroak, que son las raíces del Azurmendi, osea, un viaje por los platos que le han hecho conocido. No saqué fotos, me dediqué a disfrutar de la comida. Esto es lo que probamos.
Huevo a la inversa, trufado. Muy conseguido y de gran sabor.
Raviolis de vaca Betizu. Muy buenos.
La huerta. Buena, pero está por debajo, diría mucho, del bosque animado de Quique Dacosta, al menos para mi gusto, en cuanto a variedad de texturas y sabores.
Bogavante asado con aroma de te ahumado. De lo mejorcito de la noche. El toque ahumado, genial, para el bogavante que estaba en su punto.
Foie a la brasa rallado. Bueno, pero aún recuerdo el foie del Mugaritz y su textura.
Bonito del Cantábrico en dos maneras, marinado y en marmitako. Bueno, sin mas.
Cochinillo confitado con aromas de prado. Muy bueno también ayudado por el «humo» de aromas de prado.
Tocino de café, ron y leche de caserío. Bueno.
La cena la maridamos con varios vinos, siendo el maridaje a muy buen precio, pero los vinos no fueron en ningún caso sorprendentes, conociendo la mayoría de ellos. Evidentemente nada comparable al maridaje que te puede proponer Juan Antonio Navarrete en Quique Dacosta, a otro precio, pero a años luz.
Resumiendo, muy buena cena en un local a la altura, pero que me deja con serias dudas sobre las puntuaciones de la guía Michelín. Si Azurmendi tiene 2 estrellas cuantas debería tener el maravillo Quique Dacosta. Y si Quique Dacosta tiene dos, Azurmendi, y lo tengo claro, no puede tener las mismas. Aquí lo dejo.
En cuanto a volver, pues le daría una vuelta, la verdad. Eneko acaba de abrir un nuevo concepto en el antiguo edificio con un menú que por 39€ tiene muy buena pinta. Habrá que probarlo.